Sin
sonar como un viejo amargado que solo usa la frase “en mis tiempos
todo era mejor”, debo decir que no envidio a los niños de ahora.
Demasiada tecnología los mantiene cautivos y ya es muy raro verlos
jugando en las calles o parques, como yo solía hacerlo. Si, ya había
videojuegos y demasiadas caricaturas en mis tiempos, pero realmente
nunca ocuparon una parte importante de mi infancia.
Lo
que tampoco envidio de los infantes de ahora, es la lucha libre con
la que están creciendo. Guacala de pollo, dijera Arturo Rivera. Se
ven demasiado niños con playeras y artículos de la WWE. Platico con
mis pocas amistades que tienen hijos o sobrinos y lo primero que me
dicen cuando el programa o este sitio sale en el tema de
conversación, es que el luchador favorito del infante es John Cena.
No
me imagino cómo es que los niños de hoy en día, tienen la
paciencia para aventarse el promo de 15 minutos con el que Raw
empieza normalmente. Al final, mi sugerencia para el padre o tio, es
que ponga a su niño a ver lucha mexicana, estoy seguro que se
divertirá más.
¿En
qué me baso para decir todo esto? Simplemente porque crecí en una
de las mejores épocas para la lucha libre. Aclaro, una de las
mejores, no la mejor. Si me hubiera gustado crecer viendo al Santo de
los 50's, el auge de luchadores enmascarados como El Solitario o Mil
Mascaras en los 70's o las grandiosas tardes de Domingo en el Toreo
de Cuatro Caminos en los 80's. Pero no, tengo memoria de los 90's y
la verdad no me quejo.
¡En
serio! Cómo quejarme, si tuve la oportunidad de vivir en una decada
donde la lucha americana simplemente no existía en nuestro país.
Creciendo en Monterrey, una ciudad relativamente cercana a los
Estados Unidos, fue poco lo que me toco ver de la antigua WWF o la
desaparecida WCW.
Puedo
presumir que me toco ver luchadores del CMLL en plenitud, como
Atlantis, Lizmark, El Sátanico, o El Dandy. Que de niño siempre me
llamó más la atención ver luchadores enmascarados, pero ahora que
lo reflexiono un poco, fue bueno haberlos visto luchar.
Presencié
los inicios de Triple A, con el Hijo del Santo, Octagón, Mascara
Sagrada, Psicosis, Rey Misterio Jr y Fuerza Guerrera. Como las cartas
de presentación de esta nueva empresa. Que en su comienzo era todo
un deleite ver cada uno de los encuentros de sus funciones. Nada que
ver con lo que la tres veces estelar presenta hoy en día.
Y
no hablemos de los juguetes y mercancía promocional. No hablo de los
clásicos luchadores de plástico que se encuentran en mercados y
tianguis. Hablo de figuras de “acción” oficiales de estas
empresas. Ambas empresas lanzaron figuras de acción de algunos de
sus luchadores, que no tenían mucha acción que digamos, pero para
su servidor, siempre fueron entretenidas y junto con El Polaco, hoy tienen su merecido
lugar en mi librero.
Ya
sé que los tiempos cambian y con ellos, las formas de
entretenimiento. Pero simplemente no me agrada la idea que la
infancia mexicana tenga a la lucha libre en segundo plano. Por esta
semana es todo y los espero en la próxima edición de en la caverna.
Francisco
Arreola
@fcoarreola
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